
Un hecho insólito sacudió a una familia mendocina cuando Brenda Camila Peralta, de 29 años, decidió tomar la justicia por su mano y atacar a balazos a su medio hermano, Enzo Alejandro Jofré, de 20, luego de acusarlo de haberle robado en varias ocasiones, incluidas plantas de marihuana.
El incidente, aunque ocurrió el mes pasado, recién trascendió ahora debido al desenlace judicial que involucró a la abogada defensora Gemina Venier, quien logró un acuerdo con la Fiscalía de Homicidios en Mendoza. El caso fue caratulado como tentativa de homicidio agravado por el uso de armas de fuego , además de amenazas agravadas.
Según versiones periodísticas locales, Brenda llegó junto a dos hombres al Barrio Álvarez Condarco, lugar donde reside su hermano. Al golpear la puerta y asomarse Enzo, la joven realizó cinco disparos, dos de los cuales impactaron en la pierna derecha del joven. Fue trasladado al hospital Ramón Carrillo, donde recibió atención médica inmediata.
Vecinos en alerta y tensión en el barrio
Tras el tiroteo, el clima en la zona se volvió tenso. Debido a que el barrio es considerado de alta conflictividad social, algunos vecinos intentaron ingresar a la casa del afectado para cometer daños y posibles saqueos. La situación derivó en llamados al 911 y un fuerte operativo policial que evitó que la vivienda fuera incendiada.
La Policía local informó que el lugar quedó bajo custodia durante varias horas hasta que se restableció la tranquilidad en el sector.
Justicia y consecuencias legales
Pese a tratarse de un caso grave, Brenda Peralta no irá presa. La justicia penal de Mendoza aceptó el planteo presentado por su defensora, lo que permitió que la sentencia quede en suspenso. Aunque fue condenada a dos años de prisión por el uso ilegal de arma de fuego, no tiene antecedentes delictivos, algo que jugó a su favor en el proceso judicial.
Este tipo de resoluciones suelen generar debate en la sociedad mendocina, sobre todo en temas relacionados con violencia intrafamiliar y el acceso a sustancias controladas. La marihuana sigue siendo un tema sensible en Argentina, especialmente en zonas donde su cultivo doméstico puede derivar en conflictos como este.